lunes, 27 de febrero de 2012

ONE SHOT. I´M YOURS. (NIALL HORAN Y TU)

PARTE 1


Narra (_______)

-No volveremos tarde tesoro.- dice mi madre poniéndose el abrigo.
-Pórtate bien con tu hermana, Alex.- le dice mi padre a mi hermano pequeño.- Y (____) a las 10 que esté en la cama.- mi hermano pareció entenderle así que torció el gesto, pero después siguió jugando con su castillo de bloques de leggo.
-¿A qué hora volvéis?.- pregunto.
-La película terminará a las 11 y después daremos una vuelta por la ciudad.- sonrió mientras mi madre se retoca el maquillaje, hacía tiempo que no salían.
-¿A qué hora se va tu amigo?.- dice mi padre ya en la puerta.

¿Amigo?, ese gusano de pelo amarillo no se acerca en nada a lo que se puede llamar, “amigo”.

-Son las 9, estará al llegar y no sé cuando se irá.- contesto y maldigo mentalmente a mi estúpida profesora de literatura y al estúpido trabajo de Cervantes.

Mis padres se marchan y me quedó preparando el portátil y todos los posibles apuntes que vayamos a necesitar para el trabajo. Mi hermano sigue con sus juegos pero en uno de los descuidos coloca mal una de las piezas rojas, al parecer la más grande e importante, a causa de ello, todo el castillo se le derrumba.

Me acerco a él tranquilamente, pues sé como reaccionará. Se lleva sus pequeñas manitos a los oídos y empieza a gritar y respirar con dificultad. Tiene sólo 6 años y padece autismo. Y estas reacciones son demasiado comunes en él. Por un momento me arrepiento de no haberle estado ayudando con el castillo para que no se le haya caído, podría haber evitado el derrumbe.

Agarro la pieza roja con una mano y con la otra recorro el cabello de Alex con delicadeza.

-No pasa nada mi amor.- le tiendo la pieza y él aparta sus manos de los oídos.- ¿ves?, se puede volver a colocar.- y ojala todo en la vida fuera tan fácil como colocar esa inútil pieza.- ¿lo intentamos campeón?.- él me asiente y deja de gritar.

La vuelve a colocar y empieza a construir de nuevo el castillo. Me quedo un rato con él, viéndole feliz, cuesta mucho conseguir esa oportunidad en mi hogar.

Faltan 3 minutos para las 9 y media y ese inútil de la zona más rica de la ciudad está al llegar. Le pongo una película de dibujos a Alex en nuestro cuarto, no para ocultarlo del idiota, si no porque se altera siempre con las visitas y más si nunca ha visto al invitado.

Alex se queda atónito con Bambi y escucho la puerta. Bajo las escaleras y en un movimiento involuntario me coloco bien el pelo y la ropa. Abro la puerta y recibo a un tio enfundado en un polo rojo de marca y unos pantalones vaqueros el doble de caros que 10 de mis prendas de ropa. Se quita las ray-ban negras y marca una sonrisa ladeando la cabeza.

-Pasa.- digo sin ganas apartándome.
-Bonita casa.- dice al llegar a mi salón, deja sus cosas en la mesa y parece observarlo todo con detenimiento.
-Gracias.- sí, seguro, tanto cómo tu mansión. Su casa… que digo su casa, estoy segura de que todo su salón es de grande como mi casa.

Sin decir muchas palabras más empezamos a ocuparnos del trabajo de literatura.


Narra Niall

Aparco el BMW en la puerta que lleva en número que me indicó (_____). Todas las casas parecen ser exactamente iguales. Se nota que el barrio es de la gente de clase media, humildes para ser más exactos.

Toco a la puerta y espero unos cuantos segundos antes de que ella abra. Cuando lo hace, va con una sudadera con el nombre de nuestra ciudad, Mullingar, y unos pantalones cortos, de tela vaquera y con unos cuantos “rotos”. Lleva dos trenzas que le llegan hasta en pecho más o menos, su pelo no puede ser más negro y no hay un verde más oscuro para sus ojos. Intento ser simpático y me obligo a sonreír.

-Pasa.- se aparta con tranquilidad.
-Bonita casa.- digo sincero repasando toda la decoración del salón.
-Gracias.- parece nerviosa pero más bien es… pasota.

Llevamos ya una hora con el aburrido trabajo que nos mando la señora Stynson. Mientras toqueteo todas las teclas del portátil ella está leyendo información de una enciclopedia. Me dice los datos importantes del autor que nos ha tocado y una especie de golpe nos saca de nuestra mente.

-Mierda, Niall, ¿qué hora es?.- gruñe.
-Pues las 10 y media.
-Mierda, tenía que estar a las 10, joder.- echa a correr escaleras arriba gritando, “no te muevas de aquí”, pero nunca he aceptado demasiadas ordenes de nadie y menos de ella.

Tan sólo estábamos unidos por ese trabajo, en el instituto nada cambiaba. Era completamente insoportable y ni yo ni ninguno de mis amigos la tragaba, no por el tema del dinero, pues desde luego tengo amigos que son de este barrio o algunos parecidos, pero ella era… uf. Inaguantable.

Me levanté de allí y la seguí, escuché su voz más un llanto en uno de los cuartos y sin pensarlo demasiado entré.

-¿Es qué estas sordo?, ¡fuera!.- gritó.
-Tenemos que terminar el trabajo.
-¿No ves que no puedo?.- Ella se giró y me mostró a un niño pequeño acurrucado entre sus brazos. Se enderezó cómo pudo, parecía que ese pequeño fuera un secreto que no quisiera contarle a nadie.

Todos tenemos secretos que no queremos contar a nadie.

-Ya, pero a mi me importa el trabajo.- me estaba acercando a ella.
-Ni te arrimes gusano, no le gustan las visitas y menos las de los niños pijos de la zona central.
-Relájate bruja, gritando seguro que sólo le haces llorar más, tu voz es como rascar una tiza nueva en la pizarra.
-Suicídate, que es gratis.- dice soltando una mano e intentando empujarme poniéndomela en la barriga. Casi chillo de dolor.- O mejor, intoxícate con el tinte amarillo de tu pelo.- dice apretando más al chico y haciéndome un gesto con la cabeza.- ya terminaremos el trabajo. ¡Vete!.

Y me fui, ella estaba al borde de cruzarme la cara o de echarse a llorar por al parecer haber descubierto su pequeño secreto, por dios, si tan sólo era un niño pequeño. ¿Qué pasaba?, ¿tener hermanos no era de humanos?

Llego a mi casa y dejó las cosas, mi madre está en su cama con nuestro perrito recostado sobre sus piernas y le acaricia de vez en cuando. Me alegro de que aún mi padre no haya llegado de sus juergas. Pues así, si se le ocurre hacer la misma atrocidad que la noche anterior podre volver a proteger a mamá.

En mi cuarto me desnudo para ponerme el pijama, pero antes de ponerme la camiseta me paro frente al gran espejo de mi cuarto. La marca de la mano de mi padre está impresa en mi abdomen. Al poner mi mano sobre la herida me escuece, pero recuerdo la mano de (____) en su casa. También dolió, pero de una manera u otra era más llevadero. 




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